¡Hola! Siguiendo con el relanzamiento de mi novela Morbum Mortalem, acá les presento el booktrailer con la Sinopsis de la misma, la cual decidí hacer video para que sea más interesante. Parece un poco largo, pero gran parte del mismo son los créditos finales.
Nueva Iberia, es un país que puede ser cualquiera de nuestra América Latina, el mío, el tuyo, el nuestro o el de ustedes. El otro escenario es Boston, en los Estados Unidos, donde los personajes de ambos escenarios se entrecruzan finalmente, en una trama de acción, suspenso y gran dramatismo. No dejes de ver el video y pronto, de leer la novela, claro.
¡Saludos!
Y el siguiente, es un corto del booktrailer:
Morbum Mortalem
miércoles, 28 de mayo de 2014
martes, 13 de mayo de 2014
Relanzamiento de Morbum Mortalem 0001
Hola estimados lectores. Soy Jorge Gamero Paguaga, de Nicaragua, viviendo desde hace más de cuatro años en Buenos Aires, Argentina a la fecha en que estoy publicando esta entrada. Soy sociólogo de profesión, pero también escritor por afición y pasión. Escribo desde chico, aunque la única obra que he publicado es mi novela Morbum Mortalem, en el año 2004, a través de la editorial digital LibrosEnRed (LER). Desde entonces he seguido escribiendo, pero no volví a publicar nada, aunque es mi intención, dado que prefiero relanzar Morbum Mortalem, la cual es desconocida por falta de marketing y publicidad, tema por el que sinceramente no me he ocupado todo este tiempo y no le ha dado la importancia que merece. Y es que no olvidemos que un producto puede ser muy bueno, pero si no se presenta, se queda oculto, y es como si nada, como si nunca hubiera sido creado.
Ya han pasado casi diez años que mi libro está en la red, y dado que he obtenido muy buenas críticas a lo largo de estos años, tanto por lectores, como por editores y críticos literarios, he decidido relanzar la obra, utilizando todos los recursos que ofrece la internet, los que ciertamente no he aprovechado para nada. Con una foto y biografía actualizada ahora, la novela sigue disponible en la editorial Libros en Red, donde se puede adquirir en su versión digital o impresa, bajo pedido. Pero además, la pueden encontrar en Amazon, Barnes & Noble y decenas de catálogos y librerías virtuales por internet.
Hoy les estoy pidiendo a ustedes que me apoyen con esto de la difusión. Una manera de hacerlo es entrando a Google Books, donde están publicados algunos fragmentos de la obra, y luego haciendo un comentario o reseña en el sitio. Pueden acceder a este sitio, a través de Google, pulsando el título de la novela. Lo mismo pueden hacer en el sitio del libro en la editorial misma, o en Amazon y demás sitios donde es vendido. También pueden hacerlo en este blog, mismo que como ven, contiene la sinopsis, fragmentos de la novela, links y demás información sobre la misma.
Sus reseñas y comentarios, así como los famosos “me gusta”, son de suma importancia, como bien es sabido en estos casos. Les aseguro que no les llevará más que unos cuantos minutos de su tiempo. Los amigos y conocidos que la compraron, no hicieron esto por desconocimiento. Si lo hacen, se los voy a agradecer mucho.
Morbum Mortalem, como lo refleja la descripción oficial del libro, es una novela actual que aborda las complejas relaciones entre Latinoamérica y los Estados Unidos, y el flagelo de la corrupción. La historia se desarrolla en un país cualquiera de América Latina, y también en Estados Unidos e Inglaterra. Las vidas de los personajes se entrecruzan, en una trama de acción, suspenso y gran dramatismo.
La novela la escribí entre 2001 y 2002, pero créanme que es como si la historia se desarrollara ahora mismo, por su temática de absoluta vigencia. Así pues, les invito a leerla, les prometo que si superan la lectura de los dos o tres primeros capítulos, se quedarán colgados a la historia de principio a fin.
Muchas gracias por su atención. En espera de sus comentarios, reitero mis saludos, deseándoles a todos éxitos y muchas bendiciones.
La novela la escribí entre 2001 y 2002, pero créanme que es como si la historia se desarrollara ahora mismo, por su temática de absoluta vigencia. Así pues, les invito a leerla, les prometo que si superan la lectura de los dos o tres primeros capítulos, se quedarán colgados a la historia de principio a fin.
Muchas gracias por su atención. En espera de sus comentarios, reitero mis saludos, deseándoles a todos éxitos y muchas bendiciones.
sábado, 18 de octubre de 2008
Introducción
Nueva Iberia es un país ficticio de América Latina, que podría ser cualquiera de nuestros países del subcontinente, desde México hasta el cono sur, región caracterizada por una historia bastante convulsionada desde los tiempos de la conquista y la colonia por los europeos. Ubicada, en su mayor parte en los trópicos, con un clima cálido, rayando en tórrido, con unas poblaciones y culturas, fruto de la fusión de las raíces europeas, indígenas y africanas y con unos recursos naturales y humanos invaluables, la podrían ubicar entre las regiones más desarrolladas del mundo. Y sin embargo, en la actualidad seguimos adoleciendo de ese ansiado desarrollo humano e integral del que gozan, por ejemplo, los países del llamado primer mundo, conformado por Europa, Norteamérica y algunas naciones del oriente asiático.
Es así, como en nuestra región, coexisten dos mundos en uno: la riqueza y hasta la opulencia, por un lado, y la pobreza y hasta la miseria, por el otro, donde, lamentablemente, la brecha en lugar de irse cerrando, refleja irse abriendo cada vez más. Entre las causas que se podrían esgrimir, se cuentan el saqueo y explotación de las potencias, a través de la historia, pero además, las guerras intrarregionales, las eternas guerras civiles a lo interno de cada nación, la cultura de la violencia y de los intereses creados, el caudillismo, el arraigamiento de costumbres arcaicas y una actitud negativa, que impiden el desarrollo de nuestras naciones, de cara a un mundo moderno y dinámico. Es decir, la prevalencia de la corrupción, que sigue siendo el cáncer de las sociedades, el verdadero enemigo del progreso y desarrollo real.
De ahí el título de mi novela, al considerar a la corrupción como una enfermedad mortal que irremediablemente nos podría llevar a la muerte, si no le encontramos una cura definitiva. Pues, aunque Morbum Mortalem la escribí hace ya algunos años, lamentablemente, hoy en día, su temática sigue teniendo exactamente la misma vigencia, donde solamente han cambiado o han surgido nuevos actores, y las piezas del juego se mueven de acuerdo a las circunstancias.
El autor
Una introducción visual y musical, con un vídeo espectacular... Caribbean blue, de Enya
miércoles, 15 de octubre de 2008
Sinopsis
La trama de Morbum Mortalem, se desarrolla en dos escenarios distintos. Uno, es en la ciudad de Boston, Massachussets, USA, cuyo personaje central es el doctor Joseph Brighton, conocido por sus parientes y amigos, como Joe. El otro escenario es la ciudad capital de Nueva Iberia, donde Antonio Dávila es el personaje central, un abogado exitoso, de cuarenta años de edad, que es asesor legal de una poderosa empresa constructora, conocida en la novela como la Compañía. Su familia y amigos lo conocen como Toño.
Aunque la historia comienza en Londres, Inglaterra, el Dr. Joseph Brighton es un ciudadano de la añeja ciudad de Boston, Nueva Inglaterra. Es un médico oncólogo, de cuarenta y dos años de edad, graduado en la Universidad de Harvard, trabaja en el Instituto del Cáncer de su ciudad, pero además tiene su propia clínica privada. Es un hombre divorciado, y está disputando con Karen, su ex esposa la custodia de sus dos pequeños hijos. Poseedor de un carácter flemático y obcecado, esta situación lo atormenta sobremanera, afectando no solo su vida personal, sino también profesional. Es poseedor de costumbres conservadoras muy arraigadas, pero de una gran nobleza y un alto sentido del deber y la responsabilidad. Como científico, está participando en un novedoso proyecto genético para combatir el cáncer, con el fin de contribuir a encontrarle una cura definitiva a esta enfermedad letal. Está empeñado en este objetivo, hasta rayar en la obsesión, y su proyecto lo tiene protegido con el más estricto sigilo, ocupando la mayor parte de su tiempo y esfuerzos. Es a la vez, su mecanismo de defensa ante su fracaso matrimonial y el desinterés por las relaciones sociales. No sólo es un personaje flemático y parco, por naturaleza, sino que se ha convertido en un ser amargado, taciturno y esquivo.
Acompañado de su colega y amigo Ryan Davenport, durante un congreso realizado en Londres, Joe conoce a dos interesantes mujeres europeas y colegas suyas, donde una de ellas, una agradable e impactante española, a pesar de ser un personaje secundario, incide mucho en la vida del médico, justo cuando atraviesa una difícil crisis personal.
Joe es hijo del también médico, Mr. Albert Brighton, proveniente de una familia tradicional, reconocida por su honorabilidad y trayectoria, prestigio transmitido a través de las generaciones desde sus ancestros británicos. Se sentía orgulloso de continuar esta tradición, así como de haber honrado a su padre al haber elegido la ciencia de Hipócrates, y la misma especialidad de oncología que tan eficientemente hubiera desempeñado su padre. Lo admiraba tanto, que según sus propias palabras, era su ejemplo, paradigma, guía y maestro. De tal manera, que la muerte del viejo médico lo dejó tan afectado, que ya no sería más el mismo. Este hecho sucedió cuando Joe era aún un estudiante de Harvard, y desde entonces, cada paso y cada proyecto, lo hacía en su nombre, como un tributo a su memoria. Su madre, Mrs. Helen Brighton, es una señora refinada, de apariencia elegante y sofisticada, originaria de Virginia. Esta es una mujer extrovertida y desenvuelta, que ha sabido sacarle lo mejor a la vida desde joven, viajando y haciendo muchas amistades. El papel de la madre y la difícil relación con su hijo, es fundamental en la trama.
En Nueva Iberia, Antonio Dávila es residente de Montecristo, una ciudad cercana a la ciudad capital. Es éste un hombre afortunado, pues, además de su estabilidad económica que le proporciona su trabajo, cuenta con una bonita y sólida familia, conformada por su esposa Julia, una joven mujer excepcional y sus pequeños hijos. Cuenta además, con amistades realmente entrañables, como el caso de Luisa, su amiga desde la infancia, y quien desempeña un importante papel en un intenso episodio de la vida del abogado.
La infancia y juventud de nuestro personaje, fue realmente dura. Él y su madre, pasaron por las más crueles y terribles dificultades, descritas en la novela a través de los recuerdos de Toño. Pero pasar por la escuela de la vida, hizo que éste, además de ser un eficiente profesional, contara con un sentido de responsabilidad, disciplina y ética, a toda prueba, lo que resultó ser un obstáculo, la piedra en el camino, para un grupo de corruptos que tramaron una conspiración, donde se ve involucrada la Compañía , así como altos funcionarios del gobierno. Don Alejandro Alcántara, un viejo octogenario, es el principal accionista de la poderosa empresa, pero que se halla postrado en cama, víctima de un cáncer que le pone fin a su vida. Al colocar a Dávila como asesor legal, el anciano, se asegura que las cosas vayan por buen camino, siendo de hecho, su hombre de confianza. Y esto es, precisamente, lo que pone a nuestro personaje, en el ojo del huracán.
Un nexo de suma importancia entre Boston y nuestro país latino, es el hermano de Joe, Matthew Brighton, un filósofo de treinta y dos años de edad, de carácter efusivo y jovial, considerado un libre pensador por su hermano mayor, a quien critica severamente, porque además, se ha ido a trabajar a países del tercer mundo, los que Joe considera la causa de los males de su propio país, refiriéndose la migración ilegal, la violencia, el terrorismo y el narcotráfico. Y el país donde Matt está prestando sus servicios profesionales en esta época, dentro de los proyectos de desarrollo que implementa la cooperación de USA, es precisamente Nueva Iberia.
En el transcurso de la historia, van surgiendo nuevos personajes secundarios, pero no menos importantes, que también vinculan Boston con Nueva Iberia de una manera sorprendente. Acontecen situaciones y eventos en ambos sitios, como persecusiones, atentados, lucha por la vida, frustraciones, dolor, incertidumbre y revelaciones. Así pues, ambos escenarios, que al inicio parecieran ser muy independientes, se van alternando y finalmente fusionando en una sola historia, donde prevalece el suspenso y el misterio como ingrediente principal, un poco de acción y por supuesto, de drama. Porque la vida es eso, no podemos separar los grandes acontecimientos de la humanidad, los hechos históricos, socio-políticos y el desarrollo de la ciencia, sin la parte afectiva y emocional que nos envuelve a todos los seres humanos, como seres individuales y sociales a la vez. Porque nuestra especie es tan compleja y difícil de entender, que si fuera al contrario, en este hermoso planeta que tenemos por hogar, no habría tantas diferencias y contrastes. Y quizás no estaríamos hablando de guerras, xenofobia, racismo, pobreza y del efecto invernadero, las utopías no existirían y quién sabe, quizás tampoco las fronteras, ni el letal cáncer de la corrupción. Pero la realidad es otra, y hay que seguir luchando por evitar un colapso total más temprano que tarde. Todo es posible, juntando voluntades, siendo aún idealistas, pero pragmáticos a la vez, siendo críticos pero, también de acción. Así, poco a poco, sin desanimarnos, podemos llegar a incidir y ser agentes de cambio. Y la pluma, la literatura, definitivamente, es una de las maneras de hacerlo.
Jorge Enrique Gamero Paguaga
Mira el siguiente vídeo, e imagina un mundo mejor.. (Imagine, de John Lennon)
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Dedicatoria
Dedico Morbum Mortalem, mi primera obra editada y publicada, a las gentes de este nuevo mundo, que en mi historia es Nueva Iberia, a esta América Latina nuestra, que merece un porvenir promisorio, sin corrupción, pobreza e incertidumbre. A estas espléndidas tierras, que en su rica mezcla de razas y culturas, es un sub-continente estoico y aguerrido, que llora y ríe, que se lamenta y también canta, que se calcina por el sol, se inunda con las lluvias y se congela con las nieves. A estas dilatadas tierras que han parido grandes hijos, como: Bolívar, Villa, Martí, Sandino, Morazán o San Martín, y miles más de héroes anónimos que han luchado por hacer de ella un sitio mejor.
Y me extiendo a dedicar este libro, a nuestra América entera, que a pesar de las abismales diferencias que nos separan, nos une el compromiso común de salvaguardar este extraordinario continente que acaricia ambos polos. Así como a la humanidad entera, nos corresponde rescatar el hogar de todos: el planeta Tierra. Y es que entre el Norte y el Sur, hay más cosas en común de lo que realmente parece. Compartimos las mismas raíces y procedemos, como toda la especie humana, de una misma fuente, aún siendo blancos caucásicos, latinos, mestizos, indígenas, negros, mulatos... y de las más diversas culturas.
También dedico esta historia, a ti, lector, lectora... de donde quiera que seas en este mundo, que como en todos los seres humanos, tu interior es también un continente, donde dos mundos se encuentran y desencuentran. A ti, que te debates entre la razón y la pasión, entre la fe y la frustración, entre la tristeza y la alegría, entre el dolor y el amor, entre lo que pudo ser y no fue, entre lo que quieres ser y no has sido, pero que si te propones con fuerza y férrea voluntad, un días de tantos, serás.
Y finalmente, mi obra va dedicada de manera muy especial, a uno de los seres humanos más buenos y nobles que conozco en mi vida: mi propio padre, Antonio Gamero, ese viejo roble, que ni los vientos huracanados han podido abatir, y que en el transcurso de su larga vida, ha visto la evolución y los traumáticos cambios de estas tierras que amamos.
El autor
¡Vivimos en un mundo maravilloso! Disfruta este estupendo vídeo (What a wonderful world, de Louis Armstrong)
Fragmento 1: Del Capítulo IV (de XVIII)
En Nueva Iberia, escenario de Antonio Dávila
Mientras Joseph Brighton y Ryan Davenport, se disponían a disfrutar de la noche londinense con sus colegas europeas, un automóvil sedán color rojo vino, se desplazaba por una autopista importante de Nueva Iberia, el país de América Latina que había sido motivo de conversación entre los cuatro colegas médicos en un restaurante de la lejana Londres, debido a que el hermano de Joe, estaba relacionado con el mismo. Sin embargo, la plática en cuestión, aún no había tenido lugar, ya que eran casi las once de la mañana en este país del continente americano, cuando apenas los médicos norteamericanos salían del centro de convenciones, para dirigirse a su hotel y enseguida disfrutar de una noche amena, en compañía de sus bellas colegas europeas.
El automóvil rojo, que era un Honda, modelo 95, estaba llegando a su destino, la capital del país, una enorme ciudad tropical que conformaba un laberinto de autopistas congestionadas, de zonas residenciales, industriales, colonias y barriadas, centros comerciales de lujo y mercados populares, de edificios grandes y pequeños, una urbe donde se desplazaba una amalgama de gentes de todas las edades, clases sociales, profesiones y oficios. El olor y sabor latino del nuevo mundo, se sentían tan palpables, que aún circulando cerca del más añejo edificio o plaza de corte europeo, resultaba imposible dejar de sentirlo.
A bordo del vehículo iban un hombre y una mujer. Al volante estaba Antonio Dávila, un tipo de alta estatura, complexión delgada, nariz recta y grande, ojos color café claro y cabello oscuro. Cuando casi rayaba los cuarenta años de edad, era un abogado que ejercía su profesión en su ciudad natal, donde tenía su bufete jurídico. Además era asesor legal de una sólida y poderosa compañía constructora, con sede en la ciudad capital. Viajaba con su esposa, Julia, una mujer menuda, pero sumamente atractiva, piel trigueña, de cabellos y ojos color castaño. Era poseedora de una mirada penetrante y gestos enérgicos, lo que denotaba un carácter fuerte y decidido. Economista de profesión, no tenía un empleo fijo en ese momento, pero trabajaba como consultora privada para algunas instituciones no gubernamentales.
Residentes de Montecristo, una bonita ciudad de provincia, ubicada a unos cien kilómetros de la capital, estaban viajando a ésta, debido a que Antonio tenía una cita privada con el mayor accionista de la compañía constructora, un fuerte empresario de trayectoria conocida en el país. Julia decidió acompañarlo, ya que aprovecharían para visitar a una tía suya que tenía mucho tiempo de no ver y no se encontraba muy bien de salud. Padres de dos niños, habían dejado a éstos al cuidado de la abuela, la madre de Julia, como solían hacer cada vez que salían solos, y los tranquilizaba el hecho de saber que quedaban en buenas manos.
Recorrían un transitado bulevar, cuando Antonio, después de echar un vistazo a su derecha, se dirigió a su esposa:
—Mira, Julia, ese es el nuevo edificio en construcción de la Compañía. ¿Ya va bien avanzado, no es cierto?
—Sí, es verdad, allí está el rótulo de la Compañía... Será un edificio enorme — repuso Julia, una vez que hubieron dejado atrás el lugar en cuestión.
—Así es, será el más moderno centro comercial el próximo año. Probablemente se esté inaugurando dentro de unos ocho meses...
—Pero se trata de inversión extranjera, ¿verdad?, como la mayoría de las nuevas obras de progreso de la capital.
—Bien, es cierto. Es un proyecto ejecutado con capital extranjero, aunque sé también que el propio don Alejandro tiene sus acciones... Se ha asociado con ese grupo internacional, y no sólo en el centro comercial, sino también en algunos nuevos proyectos de complejos residenciales...
—Es increíble el repunte que ha tenido la industria de la construcción en los últimos años, ¿no es cierto? Por lo menos se mira más vida en la ciudad.
—Así es, pero me preocupa ¿sabes? Mucho se habla del crecimiento económico del país en estos dos últimos años, y toman como referencia, casualmente, el auge de la construcción... Es cierto, ese suele ser un indicador del crecimiento económico en cualquier país, pero te aseguro que no es nuestro caso...
—¿Tú crees...?
—Vamos, Julia... es evidente. Fíjate tú si es congruente este crecimiento urbanístico con el desarrollo humano del país. ¿Qué me dices del desempleo?, en lugar de decrecer, va en aumento... Todos los días despiden empleados de las instituciones del Estado, con el pretexto de disminuir el gasto público. Como si no supiéramos que es resultado de la presión de los organismos financieros internacionales. Eso por un lado, y por el otro, como es bien sabido, porque los tipos del Gobierno no quieren sacrificar sus salarios astronómicos, dietas y prebendas...
—Sí, tienes razón, el descaro es cada vez más abierto... pero hacía falta alguien como Oviedo, que sacara los trapos al sol, para que fuera una bomba...
—Tú lo has dicho, y le costó caro al hombre. Esta situación es caótica, y como siempre, el pobre pueblo es que tiene que pagar los platos rotos... Como consecuencia del desempleo masivo, se dispara el sector informal, pero ojalá fuera sólo eso. Lo que es peor, proliferan los males sociales. Si te fijas, hoy como nunca hay mayor delincuencia, prostitución... Mira, es un ejército de niños de la calle, andan por doquier, unos al menos venden cualquier cosa, pero la mayoría andan de mendigos, después de drogarse oliendo pegamento.
—Es horrible —dijo Julia—. Aquí en la capital, aunque no es nada nuevo, se ha multiplicado, pero, ¿qué me dices de Montecristo? Yo no recuerdo que en mis tiempos de estudiante viera las mismas escenas de aquí... Sin embargo, ahora también allá es común ver a los niños de la calle, así como las pandillas aterrorizando la ciudad.
—Sí, y hasta en el campo, de donde sigue llegando gente a la ciudad en busca de mejorar su nivel de vida... Ay, Toño, que pesar me da la situación de toda esa pobre gente.
—Es lamentable —repuso Antonio—. Esos son los frutos de lo que ha sembrado nuestra flamante democracia...
—Mira, allí está otro enorme edificio en construcción —dijo, señalando a su izquierda.
—Sí, y a este lado están construyendo otro. Parece que ambos serán sedes de instituciones del Estado...
—Bien, éste no sé, pero aquel, creo que será la nueva sede del Palacio de Justicia... Será un bonito edificio, ¿no es cierto?
—Sí, tiene un atractivo diseño arquitectónico, algo así como clásico...
—Ajá, por las columnas griegas, aunque si te fijas bien, el edificio en sí, es un simple cajón... pero tiene unas cúpulas allá atrás, eso le da un aire bizantino... Que extraño diseño ese ¿eh? La verdad es que ahora no hallan que inventar...
—Oye, Toño, ¿tú crees que don Alejandro esté metido en algo turbio, con eso de las inversiones?
—¿Don Alejandro?... Bueno, en las inversiones que tenga por ahí, no sé, desconozco sus movimientos. Denis está a cargo ahora, pero en lo que respecta a la Compañía, te puedo asegurar que no... Es una lástima que en la reunión de mañana no se pueda presentar. No me gusta para nada la presencia del Ministro de Infraestructura en este asunto...
—¿Te refieres al asunto de la licitación?
—Exacto, la competencia con la otra constructora, la llamada Zigurat S.A., es muy fuerte. No sé por que me late que algo están tramando...
—Pero ¿por qué? Tú estarás allí, en todo caso tendrías que darte cuenta.
—Eso es lo que quiero ver.
Fin del fragmento
Dos melodías muy diferentes, pero de las más conocidas y sublimes de nuestra América Latina... "El cóndor pasa", música de Daniel Alomía Robles... y "Bésame mucho", de Consuelo Velásquez e interpretada al mejor estilo del bel canto, por Plácido Domingo
Fragmento 2: Del Capítulo IX (de XVIII)
En Boston, escenario de Joseph Brighton
Mientras para Antonio, los últimos instantes de su vida se habían tornado súbitamente violentos, en Brighton’s Garden, los acontecimientos se desarrollaban sin sobresaltos. Una vez que hubo dejado el comedor, antes de ir a la oficina, Joe Brighton pasó por el bar y se sirvió un whisky. Por su parte Matt, encendió un cigarrillo y tomó un cenicero de cristal del bar.
—¿Te das cuenta?, no puedes vivir sin el cigarrillo —replicó Joe a su hermano.
—Déjame... ¿Sí, Joe? Es el último del día, el último de tres… Te lo prometo.
—Querrás decir tres multiplicado por diez…
—Vamos, Joe, no es así… ¿Y qué me dices de ti?, no fumas, sin embargo, sigues haciendo esas extrañas mezclas, como escocés después del vino… ¿No te parece dañino también?
—Lo fuera si me excediera, pero nunca me tomo más de un trago… y eso tú bien lo sabes… Además, sé que pronto te estarás tomando tus infaltables cervezas…
—No, fíjate, no lo haré esta noche… Pero tienes razón, todo en exceso es perjudicial…
Entonces, colocando su mano sobre el hombro derecho de Joe, Matt repuso con vehemencia:
—De todas maneras, hermano, seas como seas, hagas lo que hagas, en primer lugar eres mi hermano, y eso no lo va a cambiar nada ni nadie…
—Oye, ¿a qué viene eso? Desde que llegué, tú has estado extraño conmigo… ¿Qué te traes entre manos, eh Matt…?
—¿Yo…? Nada, Joe… Ven, a decir verdad no tengo nada que mostrarte. Sólo necesito hablar contigo, hermano, eso es todo…
Luego se dirigieron a la sala que fuera la oficina y biblioteca de su padre. El viejo estudio se conservaba intacto desde su muerte. Entre los muebles que ocupaban la estancia, destacaban los enormes libreros dispuestos en casi todas las paredes, todos ellos saturados de centenares de volúmenes, relacionados con todo tipo de temáticas, desde literatura universal, hasta ciencias exactas, y por supuesto, la mayoría de ello vinculados con la medicina. Un elegante pero sobrio escritorio de madera, estilo victoriano, con su silla, ocupaba adecuadamente el medio de la sala, próximo a la pared principal. Detrás del mismo se encontraba la chimenea, ya que el estudio también contaba con la suya. De hecho, Brighton´s Garden contaba con un total de seis chimeneas. Sobre la repisa de ésta, descansaba un sencillo pero atractivo reloj de mesa, de forma semioval y exquisitamente elaborado en madera. Encima de ella, se podía apreciar un enorme retrato al óleo de un elegante caballero que aparentaba unos cincuenta años, de rostro firme y mirada escrutadora. Se trataba del padre de Mr. Albert, el abuelo de los hermanos Brighton. En uno de los extremos de la estancia, había otro mueble, diseñado para el uso de la computadora, la moderna máquina descansaba sobre el mismo, incluyendo su impresora y un escáner. Un cómodo sofá estaba dispuesto apropiadamente al lado de la puerta, arrimado a una de las paredes libres de anaqueles, de la cual colgaba otro enorme retrato al óleo, pero en este caso no se trataba de un miembro de la familia, sino del padre de la independencia norteamericana, George Washington.
Una vez adentro, Matt tomó asiento en el sofá.
—Siéntate en la silla de papá, Joe…
—No, está bien aquí —dijo Joe—, acomodándose también en el sofá—. Dime ahora, ¿qué es tan importante, que no podían escuchar mamá ni tu invitado?
—Bien, Joe… yo no sé como empezar —musitó Matt, con evidente nerviosismo, mientras ponía la ceniza del cigarrillo en el cenicero, el cual sostenía con su mano izquierda.
—¿Tan grave es…?
—Sí… digo… no, no, Joe... Escucha, hermano, en Nueva Iberia conocí a alguien que…
—No me digas… —interrumpió Joe—. Ya sé, conociste a una chica, ¿no es cierto?… Te enamoraste y no sabes como decírselo a Megan.
—No, Joe, claro que no es el caso. Es cierto que conocí mujeres interesantes, pero tú sabes que yo amo a Megan. Hablo de auténtico amor, del que soporta toda prueba…
—Bien, entonces, ¿de qué se trata?… ¿Tiene que ver conmigo, acaso…? ¡Vamos Matt, habla!... Y apaga ese cigarrillo, por el amor de Dios…
—Está bien, disculpa, olvidaba que no soportas el humo —dijo Matthew, apagando el cigarrillo en el cenicero y expulsando una bocanada de humo. Se puso de pie y fue a poner el cenicero en el escritorio, sobre el cual destacaban un teléfono de corte antiguo y una bonita lámpara de mesa. Enseguida le dio una vuelta al mueble, se sentó en la vieja silla de su padre, y agregó:
—Cada día que pasa me convenzo lo injusto que es este mundo, Joe… ¿Sabes?, me asquea ver las diferencias abismales entre los que tienen todo y los que no tienen nada…
—Ya vas con tu filosofía… Tú, Matt, no dejas de filosofar, ¿eh? ¿Sigues creyendo que puedes arreglar el mundo?
—No, hermano, "primun vivere, deinde philosophari"… primero lo vivo para después filosofarlo. ¿Que no ves que yo lo he vivido en carne propia? Y me afecta, sí, me parece chocante el asunto de las realidades entre el norte y el sur…
—Bien, si te estás refiriendo a Nueva Iberia y al resto de países de Latinoamérica, tengo entendido que es un problema de raíces profundas. Ellos tienen un problema de carácter estructural… Conocí en Londres a una colega española, quien comentó que cuando se inició la conquista y colonia por parte de España, fueron ex convictos, delincuentes, mala calaña, los que estaban a cargo…
—No, eso pudo haber afectado al principio, pero hay muchas razones. Por ejemplo, no podemos obviar que cuando esos países ya eran independientes, siguieron siendo víctimas de la explotación imperialista. Nosotros también tenemos la culpa, Joe. Nosotros hemos hecho mucho daño desde el principio…
—¿Nosotros? ¿De qué hablas?... Que yo sepa, no tengo absolutamente nada que ver con la realidad de esos pobres países…
—Estoy hablando de los Estados Unidos de Norteamérica, Joe, con su eterna política intervencionista, de ocupaciones militares, sus redes de espionaje y sabotaje. ¿Qué no te das cuenta de ello…?
—No sé, Matt, no estoy enterado, es la verdad. Pero ¿acaso nuestro país no contribuye con el tercer mundo con amplios programas de desarrollo social y humano, como en el que tú justamente estás participando?… ¿No crees que estás siendo muy injusto al condenar a tu propio país, cuando tú mismo eres un elemento activo en la cooperación in situ?
—No, yo no condeno a mi país, lo amo… Nuestro pueblo está conformado también por gente generosa y solidaria. Yo me estoy refiriendo a la absurda política externa de nuestro gobierno, en que siempre pretende actuar como si fuera el policía del mundo entero… y siempre pone una de cal y otra de arena… Y para colmo, a lo interno, también deja mucho que desear. Fíjate en lo que está ocurriendo con las elecciones, es inaudito, ¿no es cierto?
—De eso no me hables, Matt... Estoy harto de esa situación...
—Tienes razón, yo también, pero también me tienen harto los desmanes de la política exterior.
—O.K., entonces, nuestro país es el responsable de la situación de atraso de los países tercermundistas… ¿Ésa es tu conclusión?
Fin del fragmento
Dos de las melodías norteamericanas más conocidas y extraordinarias... "Feels so good", de Chuck Mangione... y "Love's theme", de Barry White
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