La trama de Morbum Mortalem, se desarrolla en dos escenarios distintos. Uno, es en la ciudad de Boston, Massachussets, USA, cuyo personaje central es el doctor Joseph Brighton, conocido por sus parientes y amigos, como Joe. El otro escenario es la ciudad capital de Nueva Iberia, donde Antonio Dávila es el personaje central, un abogado exitoso, de cuarenta años de edad, que es asesor legal de una poderosa empresa constructora, conocida en la novela como la Compañía. Su familia y amigos lo conocen como Toño.
Aunque la historia comienza en Londres, Inglaterra, el Dr. Joseph Brighton es un ciudadano de la añeja ciudad de Boston, Nueva Inglaterra. Es un médico oncólogo, de cuarenta y dos años de edad, graduado en la Universidad de Harvard, trabaja en el Instituto del Cáncer de su ciudad, pero además tiene su propia clínica privada. Es un hombre divorciado, y está disputando con Karen, su ex esposa la custodia de sus dos pequeños hijos. Poseedor de un carácter flemático y obcecado, esta situación lo atormenta sobremanera, afectando no solo su vida personal, sino también profesional. Es poseedor de costumbres conservadoras muy arraigadas, pero de una gran nobleza y un alto sentido del deber y la responsabilidad. Como científico, está participando en un novedoso proyecto genético para combatir el cáncer, con el fin de contribuir a encontrarle una cura definitiva a esta enfermedad letal. Está empeñado en este objetivo, hasta rayar en la obsesión, y su proyecto lo tiene protegido con el más estricto sigilo, ocupando la mayor parte de su tiempo y esfuerzos. Es a la vez, su mecanismo de defensa ante su fracaso matrimonial y el desinterés por las relaciones sociales. No sólo es un personaje flemático y parco, por naturaleza, sino que se ha convertido en un ser amargado, taciturno y esquivo.
Acompañado de su colega y amigo Ryan Davenport, durante un congreso realizado en Londres, Joe conoce a dos interesantes mujeres europeas y colegas suyas, donde una de ellas, una agradable e impactante española, a pesar de ser un personaje secundario, incide mucho en la vida del médico, justo cuando atraviesa una difícil crisis personal.
Joe es hijo del también médico, Mr. Albert Brighton, proveniente de una familia tradicional, reconocida por su honorabilidad y trayectoria, prestigio transmitido a través de las generaciones desde sus ancestros británicos. Se sentía orgulloso de continuar esta tradición, así como de haber honrado a su padre al haber elegido la ciencia de Hipócrates, y la misma especialidad de oncología que tan eficientemente hubiera desempeñado su padre. Lo admiraba tanto, que según sus propias palabras, era su ejemplo, paradigma, guía y maestro. De tal manera, que la muerte del viejo médico lo dejó tan afectado, que ya no sería más el mismo. Este hecho sucedió cuando Joe era aún un estudiante de Harvard, y desde entonces, cada paso y cada proyecto, lo hacía en su nombre, como un tributo a su memoria. Su madre, Mrs. Helen Brighton, es una señora refinada, de apariencia elegante y sofisticada, originaria de Virginia. Esta es una mujer extrovertida y desenvuelta, que ha sabido sacarle lo mejor a la vida desde joven, viajando y haciendo muchas amistades. El papel de la madre y la difícil relación con su hijo, es fundamental en la trama.
En Nueva Iberia, Antonio Dávila es residente de Montecristo, una ciudad cercana a la ciudad capital. Es éste un hombre afortunado, pues, además de su estabilidad económica que le proporciona su trabajo, cuenta con una bonita y sólida familia, conformada por su esposa Julia, una joven mujer excepcional y sus pequeños hijos. Cuenta además, con amistades realmente entrañables, como el caso de Luisa, su amiga desde la infancia, y quien desempeña un importante papel en un intenso episodio de la vida del abogado.
La infancia y juventud de nuestro personaje, fue realmente dura. Él y su madre, pasaron por las más crueles y terribles dificultades, descritas en la novela a través de los recuerdos de Toño. Pero pasar por la escuela de la vida, hizo que éste, además de ser un eficiente profesional, contara con un sentido de responsabilidad, disciplina y ética, a toda prueba, lo que resultó ser un obstáculo, la piedra en el camino, para un grupo de corruptos que tramaron una conspiración, donde se ve involucrada la Compañía , así como altos funcionarios del gobierno. Don Alejandro Alcántara, un viejo octogenario, es el principal accionista de la poderosa empresa, pero que se halla postrado en cama, víctima de un cáncer que le pone fin a su vida. Al colocar a Dávila como asesor legal, el anciano, se asegura que las cosas vayan por buen camino, siendo de hecho, su hombre de confianza. Y esto es, precisamente, lo que pone a nuestro personaje, en el ojo del huracán.
Un nexo de suma importancia entre Boston y nuestro país latino, es el hermano de Joe, Matthew Brighton, un filósofo de treinta y dos años de edad, de carácter efusivo y jovial, considerado un libre pensador por su hermano mayor, a quien critica severamente, porque además, se ha ido a trabajar a países del tercer mundo, los que Joe considera la causa de los males de su propio país, refiriéndose la migración ilegal, la violencia, el terrorismo y el narcotráfico. Y el país donde Matt está prestando sus servicios profesionales en esta época, dentro de los proyectos de desarrollo que implementa la cooperación de USA, es precisamente Nueva Iberia.
En el transcurso de la historia, van surgiendo nuevos personajes secundarios, pero no menos importantes, que también vinculan Boston con Nueva Iberia de una manera sorprendente. Acontecen situaciones y eventos en ambos sitios, como persecusiones, atentados, lucha por la vida, frustraciones, dolor, incertidumbre y revelaciones. Así pues, ambos escenarios, que al inicio parecieran ser muy independientes, se van alternando y finalmente fusionando en una sola historia, donde prevalece el suspenso y el misterio como ingrediente principal, un poco de acción y por supuesto, de drama. Porque la vida es eso, no podemos separar los grandes acontecimientos de la humanidad, los hechos históricos, socio-políticos y el desarrollo de la ciencia, sin la parte afectiva y emocional que nos envuelve a todos los seres humanos, como seres individuales y sociales a la vez. Porque nuestra especie es tan compleja y difícil de entender, que si fuera al contrario, en este hermoso planeta que tenemos por hogar, no habría tantas diferencias y contrastes. Y quizás no estaríamos hablando de guerras, xenofobia, racismo, pobreza y del efecto invernadero, las utopías no existirían y quién sabe, quizás tampoco las fronteras, ni el letal cáncer de la corrupción. Pero la realidad es otra, y hay que seguir luchando por evitar un colapso total más temprano que tarde. Todo es posible, juntando voluntades, siendo aún idealistas, pero pragmáticos a la vez, siendo críticos pero, también de acción. Así, poco a poco, sin desanimarnos, podemos llegar a incidir y ser agentes de cambio. Y la pluma, la literatura, definitivamente, es una de las maneras de hacerlo.
Jorge Enrique Gamero Paguaga
Mira el siguiente vídeo, e imagina un mundo mejor.. (Imagine, de John Lennon)
2 comentarios:
MAravilloso, me gusta mucho.
Como siempre es muy triste todo lo malo que ocurre en la actualidad, pero yo a veces desearía poder hacer algo, yo sé que en el mundo hay millones que están dispuestos a luchar por un planeta mejor, loq ue resulta muy difícil es juntar a esa gente, casi siempre todos creemos que estamos solos en esta lucha pero no nos hemos dado cuenta de que los buenos somos más. Como quisiera un mundo mejor.
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